La gente de Vardehaugen, un estudio de arquitectura noruego, se dio cuenta de algo que pocos especialistas notan: para el ojo de un arquitecto, un plano lo dice todo, pero para el ojo de quienes no lo son, puede que no diga nada.

Por las reacciones de sus clientes se percataron de que a quienes no están en la actividad del diseño y la construcción de inmuebles, es difícil imaginarse los espacios finales solo viendo los planos. Una de las razones de esa dificultad es el tamaño a escala de los planos. Entonces, decidieron que, a la hora de presentar sus proyectos, harían unos planos en tamaño real.

Vardehaugen, con sede en Oslo, trabaja con obras públicas, pero su especialidad son las viviendas unifamiliares de estilo nórdico, con grandes ventanales, revestimientos internos de madera y potentes chimeneas. Cuando un cliente los contrata, en lugar de presentarles un legajo de planos, los llevan al estacionamiento de su local, donde un grupo de hábiles trabajadores monta el plano en escala de 1:1, es decir, del mismo tamaño que tendrá la obra.

Para lograrlo, trazan las líneas con tiza, apoyándose en un láser, y luego recubren los trazados con cinta de pintor (también conocida como tirro). Así quedan plasmadas las verdaderas dimensiones de la sala de estar, las habitaciones, los baños, la cocina y otros espacios. Los clientes pueden entonces “entrar” a su casa y moverse por sus diferentes secciones.

Con esta técnica es incluso posible dibujar los muebles de la futura casa, para que la experiencia de los dueños sea todavía más real.

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