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Renzo Piano: “la arquitectura es un arte peligroso porque dura para siempre”

La obra de un arquitecto es pública y sigue a la vista de la gente de manera permanente. Allí radica el peligro de esta especialidad, en cuanto arte.

Lo dice uno de los grandes arquitectos que ha transitado el puente entre dos siglos: Renzo Piano, un italiano nacido en 1937 que sigue activo en su estudio de París.

Es un arquitecto de formación porque obtuvo su diploma en la Escuela Politécnica de Milán, pero desde antes estaba metido en el mundo de la especialidad, pues su padre era constructor de viviendas y edificios industriales en la derruida Italia de la posguerra.

Premio Pritzker de 1998, Piano saltó a la celebridad hace ya bastante tiempo, cuando (junto al inglés Richard Rogers) ganó el concurso para crear el Centro Pompidou de la capital francesa, también conocido como Beaubourg. De ese éxito le viene su reflexión acerca de lo dura que puede ser la gente respecto a la obra arquitectónica, pues de la edificación cultural parisina se dijo de todo, desde que era un feo galpón hasta que habían instalado una refinería de petróleo en el medio de la Ciudad Luz porque el edificio luce grandes tuberías exteriores. Las invectivas salieron de la gente común y hasta de grandes intelectuales como Jean Baudrillard, quien habló de El efecto Beaubourg.

 “Si un escritor hace un mal libro, no se lee. Si el músico falla, no se le escucha. Si un arquitecto hace las cosas mal, la gente no tiene más remedio que sufrir su obra. Por eso debe estar abierto a las críticas”,

dijo en una entrevista con el diario El Mundo de Madrid.

El impacto que tuvieron las críticas -y burlas- sobre el Pompidou le causó una merma en su lista de clientes. “La gente coge miedo”, afirma ahora con humor. Se refugió en proyectos de viviendas de interés social en el sur de Italia y en programas de la Unesco en Senegal. Con el tiempo, el talento demostrado reclamó su nivel: hoy la agencia Renzo Piano Building Workshop emplea a más de 150 personas que hablan 17 idiomas y trabajan en sus sedes de París, Génova y Nueva York.

Piano se cuida mucho de atribuirse ese gran éxito individualmente. Está convencido de que la arquitectura es un trabajo de equipo, incluyendo su componente más inspiracional: la creatividad. El oficio, en su concepto, es más técnica que arte, aunque también tiene “deseo, poesía, luz y belleza”.

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