Carlo Scarpa un veneciano sin miedo al Aqqua Alta
Museos, monumentos, edificios públicos, residencias, pabellones feriales, templos, muebles y hasta un cementerio son parte de la obra de Carlo Scarpa, considerado uno de los arquitectos venecianos más destacados del siglo XX.
Artista integral, Scarpa abarcó también los campos contiguos de la escultura y de las artes del vidrio, típicas de esa región de Italia.
Scarpa egresó de la Real Academia de Bellas Artes de Venecia en la especialidad de Dibujo Arquitectónico. Debía presentar un examen adicional para tener licencia de arquitecto, pero no lo hizo. De allí que uno de los mejores arquitectos de Venecia haya tenido varias veces que enfrentar acusaciones de ejercicio ilegal y se vio obligado a asociarse con graduados para desarrollar su genial obra.
Los trabajos de Scarpa se caracterizan por la combinación de materiales y técnicas diversas, entre lo moderno y lo artesanal. Asimismo entreveró su propia raíz cultural, la italiana, con la del extremo Oriente del mundo, el Japón.
El peso de la arquitectura antigua fue determinante en su obra. Estudió a fondo la historia de los lugares donde desplegó su trabajo. Por ello fue muy solicitado para restauraciones y remodelaciones. Sin embargo, también fue un creador de nuevos proyectos.
Para conocer su legado, en Venecia es necesario hacer un largo recorrido que incluya la sede la universidad veneciana, la Galería de la Accademia y la tienda Olivetti de la plaza de San Marcos.
En cuanto a recintos feriales, su firma calzó los pabellones de Italia y de Venezuela, en la década de los 50.
Los conocedores profundos de su aporte recomiendan no dejar por fuera el palacio Querini Stampalia, considerado uno de sus proyectos más genuinamente venecianos porque combina un puente, requisito indispensable de cualquier inmueble en este entorno semisumergido; el agua, omnipresente elemento en la ciudad; un portego, que es un tipo de sala de recibo muy típico de los edificios de una importante época histórica (la Serenísima República de Venecia); y la peculiar luz de este rincón ribereño del mar Adriático.
Empecinadamente detallista, el gran arquitecto hizo del agua su gran aliada. Entra al palacio desde el canal y recorre todo el inmueble a través de pequeños canales funcionando también como espejo.
Los críticos afirman que con la restauración del Querini Stampalia, Scarpa demostró que no le temía al Aqqua Alta, uno de los grandes miedos de los arquitectos y constructores que han trabajado en Venecia.