Renny Molina: “Todos mis proyectos me hacen crecer”

Hay vocaciones de vida que se revelan temprano.

Renny Molina supo en un momento de su infancia que lo de él era crear. Crear belleza. Creció en La Vega. Ese popular sector caraqueño que conjuga el verbo construir en permanente gerundio, como lo hacen todos los barrios de la capital venezolana. Espacios que van creciendo poco a poco y no parecen tener final.

En la casa de sus padres, lugar donde abundaron el amor, la comprensión y el consentimiento, tuvo una primera señal de lo que sería su pasión profesional: tuvo que diseñar su propio espacio dentro del hogar. Aquello le hizo ver con claridad que sus pasos irían por el camino de la creación.

Empezó su andadura en el mundo de la arquitectura un poco a tientas. Buscando algo que lo hiciera sentir, que lo conmoviera. “Empecé con diseño gráfico, pero no me veía en eso. Pensé en el Diseño Industrial también. Por ultimo me digo: yo lo que quiero es la construcción, con su 3D, con todas sus sensaciones”, sentencia.

Y no estaba del todo alejado de lo que significa ser arquitecto. En aquella búsqueda encontró que en la arquitectura se conjugan varias profesiones pues ejerciendo su carrera le ha tocado ser  también diseñador gráfico y diseñador industrial.

Renny Molina egresó arquitecto de la Universidad Central de Venezuela. Para su casa de estudio sólo tiene palabras de elogio y de profunda admiración. “Recuerdo vivirla” dice, como quien habla de un primer amor. De esos que se recuerdan bonito.

“Una vez me dijo un arquitecto colombiano que éramos unos privilegiados por ‘estudiar arquitectura en la arquitectura’, evoca y prosigue. “Era como estudiar en una universidad de lujo, estudiar en una obra de arte, en un patrimonio. Las dudas que te plantea la carrera las podías resolver ahí mismo. Era estudiar en un taller experimental. En la Universidad (Central de Venezuela) puedes ver juegos de sombras,  puedes ver como se incluye en la arquitectura el arte, la vegetación, la ventilación, los servicios”, relata emocionado.

Se graduó en el año 2003 pero el afecto aún vive y palpita.

Sus padres son protagonistas de primera línea del proceso que se inició en la caraqueña casa de La Vega y que se ha venido consolidando de manera brillante en escenarios nacionales e internacionales.

Si tuviera que agradecerle a alguien su carrera ¿a quién le gustaría dar las gracias?

Con una emoción que le agolpa las palabras y  lo hace enmudecer, no duda cuando dice: “Definitivamente a mis padres. Imagínate a una señora y a un señor que se sacrifican día a día para brindarme lo que ellos no tuvieron. También les agradezco dejarme vivir y ser quien soy”.

El arquitecto Renny Molina tiene una filosofía de trabajo que consiste en manejar de manera integral cada proyecto. Junto a su equipo, de naturaleza multidisciplinar, les ofrece a sus clientes una experiencia de tipo 360,  donde abundan las sensaciones y no quedan cabos sueltos.

Asegura que es esa la parte más difícil del trabajo de arquitecto. “(…) Si quieres experiencias sensoriales estamos hablando de mucha gente detrás de todo para que eso ocurra. Fabricantes, proveedores, profesionales que me apoyan. Engranarlos a todos es una tarea complicada.  Queremos crecer y llevar la calidad y el ojo de Renny Molina cuando no está Renny Molina”, remata.

Cuando se le pregunta si siente  algún deseo de trabajar con alguien en especial, dice sin titubear que la obra de los arquitectos rusos le despierta profunda admiración. “El nivel de detalle es tan impecable. Quisiera conocer sus obras en persona, quisiera lograr ser como ellos. Son inspiración estos arquitectos”.

De cara al porvenir afirma que una de las metas que se ha trazado es el trabajo en hoteles. “Diseñar hoteles. Llevar a la hotelería toda la parte de la arquitectura interior”.

¿Qué le diferencia de otros arquitectos?

Esa pasión de ir más allá, de entregarme a la búsqueda de leer el ADN del cliente. Que el cliente pueda sentarse conmigo, o con mi equipo, para que esa casa, ese comercio u oficina lleven su ADN.

¿Cuál ha sido su proyecto favorito?

Todos mis proyectos me hacen crecer. Cada uno de ellos me ha dejado algo de crecimiento. Pequeños proyectos que me han traído grandes dolores de cabeza, se han traducido luego en grandes aprendizajes.

Relata que su primer proyecto, llevado a cabo en 2005, lo llena de orgullo y amor, como si se tratase de un hijo. “Fue tanto el amor y la pasión que le puse a ese proyecto y la confianza que me tuvo el cliente. Para mí fue una bella oportunidad que pervive hasta el sol de hoy.

Un consejo a los nuevos talentos.

Hay varias cosas. Una es que necesitamos hacer las cosas sin el interés por dinero. El dinero es una consecuencia de un buen trabajo. Y por otro lado, algo que tiene que ver con el marketing. En las facultades no nos enseñan a “vendernos”. Ser el mejor en cada profesión y hacer y proyectar lo que te gusta.

Preguntas cortas a Renny Molina

Un material.

El metal.

Un color.

El azul.

Su forma preferida.

El cuadrado.

Un artista.

(Jesús) Soto.

Un arquitecto.

(Ludwig) Mies van der Rohe y Frank Lloyd Wright.

Un proyecto que siempre le emociona.

Todos los proyectos rusos.

Un espacio que aún no ha diseñado.

Los hoteles.

Una frase.

Hazlo con amor. Haz lo que te gusta.

Anterior
Anterior

Verso y reverso de una marca arquitectónica

Siguiente
Siguiente

Houzz, el “Facebook” de los arquitectos